miércoles, 19 de enero de 2022

El cuadro de la Altagracia


     El cuadro de la Altagracia es un ícono, una joya pequeña y preciosa, pintado por un genio y claramente inspirado por Dios. La contemplación del cuadro de la Altagracia nos hace sentir una paz que sobrepasa todo entendimiento, la presencia de Dios.  
    La finalidad de un ícono es llevarnos a la contemplación de Dios. Entrar en el cuadro, y participar con María arrodillada, para adorar y contemplar a Dios hecho hombre, Emmanuel.
    Frente a la Altagracia, hay una sola cosa que hacer: contemplar y adorar a Dios. 

    La Altagracia no es solamente un cuadro para la catequesis 
    Claramente, el cuadro de Nuestra Señora de Altagracia no es un trabajo comercial. Es demasiado pequeño (33,5 x 45 cms.). 
    A la vez, no es el cuadro de uno de los tantos santos de la Iglesia, cada uno con su atributo preciso (Santa Ana, con su libro; San Andrés con su cruz en "X"; San Pedro con sus llaves...).
    Tampoco estaba destinado a una exposición pública (por ejemplo, en una iglesia), porque faltan los elementos secundarios del catecismo que a la gente sencilla le encanta identificar: los pastores con sus ovejas; el buey y el asno; los Reyes Magos con sus camellos y regalos…
    Al contrario, todo el cuadro está enfocado sobre una sola persona, el Niño Jesús, con un solo mensaje de su Madre: “Mírale a Él”. El cuadro es una invitación a la adoración y a la contemplación. 

    Además de ser un cuadro que enseña, es un ícono. ¿Qué es un ícono? 
    La Altagracia es un bellísimo ejemplo de un ícono, uno de aquellos cuadros profundamente espirituales que se encuentran en nuestra fe casi desde sus principios, tanto en la tradición de la Iglesia Católica como en la liturgia de las Iglesias Ortodoxas. 
    Como hemos dicho, la finalidad de un ícono es llevarnos a la contemplación de Dios.  
    Se exige al pintor una meditación larga y profunda -envuelta en oración y contemplación-, y la inspiración del mismo Espíritu de Dios.
   Así que, un ícono es el fruto de un encuentro entre la técnica magistral y el genio original de un pintor... y la presencia de Dios. 
    Todo ícono contiene una dimensión espiritual imposible de cuantificar, pero palpable y tan presente que se siente en seguida “en el alma del que escucha”: la sensación de que “Dios está aquí”.
    «La palabra griega ‘eikon’ significa ‘imagen’ o ‘representación’. Sin embargo, el pintor de íconos no solamente imita, o representa, sino que esencialmente corre el velo, derriba el muro de separación, y hace comunicar “este y el otro mundo”. La imagen expresa la Presencia de Dios. Es, puede decirse, “teología visible”, que ayuda a la oración y a la contemplación» (1).
    Ahora bien, todo ícono nos invita a entrar y participar dentro del cuadro mismo. Es entonces, cuando estamos por dentro, que tenemos aquel momento de ¡asombro! 
    El momento cuando -casi sin atrevernos a respirar-, queremos cantar "Dios está aquí" y entrar en una profunda contemplación. 
    Por ejemplo: - 

    En el Ícono de “La Santísima Trinidad” de San Andrés Rublev. 
(2) 
    Rublev pintó a tres ángeles, que fue la forma que tomó Dios para aparecer ante Abraham y Sara en Génesis, 18; 1-15. El texto salta del singular al plural algunas veces. Hay los que dicen que es la primera mención de la Santísima Trinidad en la Biblia.
    El ícono nos invita a entrar a la estabilidad dinámica de la Santísima Trinidad, donde los tres ángeles tienen la misma cara y llevan bastones iguales, mientras que Dios Padre se viste de rojo real, Dios Hijo se viste en verde de esperanza y la túnica de Dios Espíritu es casi transparente. 
    El momento de ¡asombro! es cuando entramos por el cuarto lado de la mesa, y descubrimos que la copa que se encuentra en medio de la mesa no tiene vino, sino “el cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. 
    ¡Wow! 
    Dios está aquí, y no nos queda otra cosa que -desde un anonadamiento profundo-, contemplarle y adorarle.


    - o 
    La Cruz de San Damián” que movió a San Francisco de Asís a "reconstruir mi Iglesia". 
    Su “momento” es cuando nos damos cuenta que no es un crucifijo, sino que Jesús se ha despegado de la cruz y está subiendo al cielo. 
    ¡Es la Resurrección! 
    ¡Wow! 
    De nuevo, el cuadro nos invita a entrar y contemplar un momento único en la historia del mundo. ¡Jesús está resucitando! ¡Jesús está vivo!  Es la verdad, ¡es Dios y está aquí!
    No nos queda otra cosa que -desde un anonadamiento profundo-, contemplarle y adorarle.


     - y en La Altagracia, su “momento” es cuando entramos dentro del cuadro
 por nuestro lado del pesebre,
(3)  para acompañar a la Virgen y junto con ella contemplar al recién nacido.
     “Mírale a Él”. 
    Y otra vez, nos invita a contemplar un momento único en la historia del mundo:  Dios se ha encarnado como "Enmanuel, Dios con nosotros".
    El niño indefenso, desnudo, acostado en un pesebre ¡es Dios! 
    ¡Dios está aquí! 
     ¡Asombro! 
    Y desde lo más alto del cielo la mano de Dios Padre -disfrazado como los dos haces de luz que se desprenden de la estrella de Belén-, le bendice “Éste es mi Hijo, el amado...” (4)
    No nos queda otra cosa que -desde un anonadamiento profundo-, contemplarle y adorarle.

Una experiencia espiritual 
    Es que, estamos hablando de una experiencia espiritual, donde dejo mi habitación de hoy día, y entro en la cueva de aquel entonces.
    Ya no soy un espectador, ni experto en arte medieval, ni historiador, sino que soy participante…
    entrando en la cueva a la media noche, donde todo es silencio y presencia… 
    porque Dios está aquí… 
    y yo, anonadado, pasmado, atónito... 
    soy incapaz de levantar la cabeza. 
    Tengo un solo pensamiento: 
    No hay otro lugar en todo el Universo donde prefiera estar, sino aquí, ahora, con Él... 
    porque Dios está aquí.

    La oración 
    Efectivamente, miles de dominicanos han entendido la invitación de acompañar a la Virgen, arrodillarse y compartir, piropear, pedir y sobre todo, para orar con ella. 
    Y he aquí la explicación de los tantos milagros atribuidos a la intercesión de la Virgen. Es muy sencillo: el cuadro nos invita a orar de verdad. Y, como dijo San Agustín: La oración es la fuerza del hombre y la debilidad de Dios”
     ¿Cómo puede Dios negar algo a sus propios hijos, cuando vienen buscándole a Él? 
     Dios, en su irrefrenable bondad, no se puede resistir a las súplicas de sus hijos, especialmente de las que son presentadas por su propia Madre, Nuestra Señora de Altagracia. 
    He aquí la razón de los tantos milagros de la Virgencita de Higüey, experimentados a lo largo y ancho del país: miles de dominicanos instintivamente han entendido la invitación de orar con ella, y Dios, sí contesta. 

    ¿Y los frutos?
    Es casi imposible encontrar una familia dominicana que no tenga al menos un testimonio de la intervención de Dios, por la intercesión de la Virgen de Altagracia: “Por sus frutos los conocerán” (Mateo 7, 20). (5) 
    Sin embargo, sería un error si nos quedáramos asombrados frente a los milagros, con la boca abierta y la mente corriendo tras explicaciones fáciles. Claro que los milagros son insólitos y llamativos, pero Dios no busca destacarse a sí mismo. 
    Cada vez que Él interviene en la vida de alguien es porque quiere atraer a esa persona (o a alguien cercano) hacia Él. Dios no quiere que ninguno de nosotros se pierda. 
    Así que sus intervenciones son para llamarnos la atención, para que nos paremos en el camino y consideremos la vida y nuestro lugar en ella. 
    Su esperanza es que -por nuestra propia voluntad-, tomemos la decisión de enmendar nuestras vidas, y buscarle a Él. 
    Efectivamente, jamás he oído de un "milagro" de la Altagracia que no trajera -como consecuencia- la conversión de la persona misma, o de alguien cercano a ella. 


    “Mírale a Él” 
    Al volver a examinar el cuadro de la Virgen de Altagracia, la primera cosa que nos llama la atención es la figura central de María. Sin embargo, al acercarnos más, es evidente que el gesto de su cabeza nos llama a prestar más atención todavía al que está en el primer plano: el Niño Jesús. 
    Es un gesto que nos invita a arrodillarnos frente al pesebre y, juntos con ella, adorarle a Él, que está representado allí: “Mírale a Él”. 
    La adoración nos lleva a la contemplación, y la contemplación al deseo de estar presentes en la cueva, inmóviles como la Madre, velando al Niño, amando al Amor y buscando estar en la presencia de Dios. 

    Los símbolos 
    Como todo ícono, la Altagracia tiene un buen número de símbolos para ayudar al distraído a volver a la contemplación. En nuestro caso, tiene 50 distintos símbolos. Todos y cada uno de estos símbolos tienen la misma finalidad - devolvernos a la contemplación de Dios presente en medio de nosotros(6)

    La idea central 
    El cuadro gira en torno a una idea sencilla pero profunda: que este bebé ¡es Dios! 
    El mismo Dios que es el Creador del cielo y de la tierra. 
    Él - que es todopoderoso, siempre presente y fuente de toda sabiduría. 
    Él - que sopló el aliento que respiramos y nos ofrece una vida eterna en su presencia. 
    Él - inmortal, invisible e inefable... 
    ¡Dios! 
    Al comprender la verdad tan enorme de la presencia de Dios en medio de nosotros, nos quedamos pasmados, casi atónitos. No hay palabras, solamente la certeza de que no hay otro lugar donde preferiríamos quedarnos ahora y para siempre para contemplarle y adorarle.

    Resumen 
    El cuadro de la Altagracia es un ícono, una joya pequeña y preciosa, pintado por un genio y claramente inspirado por Dios.
    La contemplación nos hace sentir una paz que sobrepasa todo entendimiento, la presencia de Dios. 


     Frente a la Altagracia, hay una sola cosa que hacer: contemplarle y adorarle.  
__________
Notas
(1) http://www.camino-neocatecumenal.org/ 
(2) Pintado probablemente entre 1422 y 1428
Normalmente no sabemos quién pintó un ícono por la misma razón que no sabemos los nombres del coro en la Misa: porque están usando el talento que Dios les ha dado, para llevarnos a adorar a Dios.  Que la gloria sea para Él.  (Los compañeros de  Andrés Rublev le "delataron" al mundo).
(3) Igual como “nuestro lado” de la mesa en “La Santísima Trinidad”
(4) Igual como en la Cruz de San Damian.
(5) En el Museo de la Altagracia se conserva algo mas de 35,000 ex votos.
(6) Ver nuestro post "Los Tres Símbolos Principales".


 

martes, 18 de enero de 2022

Los Tres Símbolos Principales en el cuadro de la Altagracia

    Hay que recordar que hay una diferencia entre la meditación y la contemplación. La meditación es intelectual – el ejercicio activo del intelecto. La contemplación (1) es espiritual – el descanso pasivo en la presencia (2)
    Al profundizar sobre los símbolos en el cuadro de la Altagracia, no basta con entenderles. Cada símbolo nos invita a entrar de nuevo en el cuadro y contemplar la presencia de Dios. 



    El propósito de un ícono es llevarnos a la contemplación. Y es cierto que el cuadro de la Altagracia nos lleva a adorar a Enmanuel, Dios en medio de nosotros, encarnado en la persona de un bebé indefenso, acostado en un pesebre. 
    Pero...
               hay un problema con la contemplación: 
                                                                             ...la distracción.
    Son raras las veces que no nos distraemos en medio de la oración. 
    En efecto, es casi imposible que pasen cinco minutos sin que perdamos la atención por una o otra razón. Puede ser “la loca de la casa” -como dice Santa Teresa-, o la bocina de un carro en la calle, o el zumbido de un mosquito molestándonos. Sea lo que sea, de repente dejamos de disfrutar de su presencia. 
    Para resolver el problema, el pintor ha incluido unos 50 símbolos, para ayudarnos a volver de la distracción a la delicia, la tranquilidad y la eternidad de “estar” con Él que amamos. 

    Los tres símbolos más interesantes son: 

  1º  Símbolo:  El Rayo de Luz La Virginidad Perpetua 
   

El “rayo de luz más blanco que la nieve” 

    ¡El cuadro nos invita a ser testigos oculares del momento del nacimiento! En el silencio de la noche, un rayo de luz... y la promesa de los siglos ha llegado en medio de nosotros. Nos invita entrar de nuevo en el cuadro y contemplar la presencia de Dios.  ¡Dios está aquí!  
   Ahora bien, el rayo de luz tan “blanco como la nieve” … simboliza el parto virginal de María y la divinidad del recién nacido (ver Mateo 1, 18-23). 
    Recoge el modo tradicional de explicar cómo se realizó el nacimiento de Jesús: 
    De la misma manera que un rayo de sol atraviesa un cristal sin romperlo ni dañarlo, así fue el nacimiento del Hijo de Dios hecho hombre”. 
    El rayo de luz “más blanco que la nieve” traspasa -sin dañar de manera alguna a la Altagracia recogida y arrodillada-, mientras que ella contempla tiernamente a Emmanuel: “Dios con nosotros”.
   Se cumple, pues, la profecía: “La Virgen ha concebido y ha dado a luz a su niño”. (Ver Isaías 7, 10-14). ...  
     A la vez, recoge la explicación de Santa Brígida de Suecia de cómo fue el nacimiento de Jesús. (3)

“De la misma manera que un rayo
de sol atraviesa un cristal
sin romperlo ni dañarlo,
así fue el nacimiento del
Hijo de Dios hecho hombre”.
    En la iconografía, el color “blanco como la nieve” significa la luz brillante que es el color de los seres gloriosos, celestes o transfigurados. En el contexto de nuestro cuadro, el rayo de luz nos muestra a Dios mismo plasmándose en el “aquí y ahora” del niño Jesús. 
    La “Virginidad Perpetua” es el segundo dogma mariano. El Concilio de Letrán (el año 649) declaró que María - que era Virgen “antes” (Lucas 1, 34) - era también Virgen “durante” y “después” del parto. Claro que es imposible, excepto para Dios. Pero para Dios “nada es imposible” (Lucas 1, 37). 
    Así que este dogma nos dice que Jesus es Dios y este cuadro nos dice que  ¡Dios esta aquí! 

    2º  Símbolo:  Las Estrellas 
    Hay tres juegos de estrellas:
    — (i) Las 12 Estrellas y el Resplandor - La Asunción al Cielo.
    — (ii) La Estrella de Belén - La Epifanía. 
    — (iii) Las Estrellas sobre el manto la Santísima Trinidad.

Las 12 Estrellas
     2 (i)   Las 12 Estrellas y el Resplandor - La Asunción al Cielo
    Alrededor de la cabeza de la Virgen aparecen 12 estrellas, y un resplandor.
    Las doce estrellas sobre la cabeza coronada y los rayos ardientes del sol son una ilustración del texto: “Una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza” (Apocalipsis 12, 1). 
    Es claro que el pintor está haciendo alusión al texto de Apocalipsis y al dogma de la Asunción (4) -la Virgen María asunta al cielo en cuerpo y alma-, al momento de pintar el resplandor alrededor de la cabeza de la Virgen. 
    El número doce significa las 12 tribus de Israel y los 12 apóstoles. La Virgen María es un puente entre el Antiguo y el Nuevo Testamento, como es también un puente entre el mundo y su Hijo, y un puente entre los creyentes y los no creyentes. Como puente, siempre es fuente de unión, jamás de división. 
    “Dios es venerado mediante el silencio. No porque no tengamos nada que saber o decir sobre Él, sino porque sabemos que somos impotentes para comprenderlo”. (San Agustín). 
    Las estrellas nos invitan entrar de nuevo en el cuadro y contemplar la presencia de Dios.  ¡Dios está aquí!

La Estrella de la Epifanía

    2 (ii)   La Estrella de Belén - La Epifanía 
     En el cuadro, a nuestra derecha, arriba del todo, se divisa una estrella con ocho puntos -dos de los cuales son más alargados-, saliendo de una oscuridad y cruzando la penumbra hacia la luz. 
     Es la Estrella de Belén que guió a los Magos hacia el Niño Jesús, como dicen las escrituras: “La estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que llegó y se detuvo encima del lugar donde estaba el niño” (Mateo 2, 9). 
    Con la Estrella de Belén brillando desde el cielo, Dios Padre anuncia al mundo entero el acontecimiento más importante de la historia: el Verbo de Dios se ha hecho hombre, para llegar a todos y a cada uno de nosotros, y ofrecernos salvación. 
    Es el encuentro de Dios Hijo con toda la humanidad, la “Epifanía”, la manifestación donde Dios tomó una presencia humana en la tierra, y se “dio a conocer”. Cristo el Salvador ha entrado en el mundo. A la vez es una invitación a los Magos y con ellos, a toda la humanidad, a ir al encuentro con Jesús (la palabra “Jesús” significa “Dios salva”).
    1 - El símbolo de la estrella es muy rico. Además de ser la Estrella de Belén que guía a los Magos, también tiene al menos tres otros sentidos iconográficos: 
    2 - La estrella está saliendo de la oscuridad, iluminando el camino para nosotros para pasar a la claridad, a la gran esperanza de la vida eterna. 
    “Tú, que habitas en tinieblas, alégrate en tu esperanza: ha aparecido la estrella de la mañana, y el sol no ha de tardar”. (5)
    3 - La estrella tiene ocho puntos. En la iconografía el número “ocho” significa “el cielo” o “Dios en el cielo”. Recordamos que Dios creó el mundo en seis días, el séptimo día descansó, y el octavo volvió al cielo, a la eternidad. Así que, la estrella en sí misma simboliza “Dios en el cielo”. 
    “Dios está en su cielo. Todo está bien con el mundo” (Robert Browning).
    4 - Dios en su cielo está extendiendo dos dedos en bendición sobre el niño, tanto en el momento de su bautismo en el río Jordán, como en su transfiguración en el Monte Tabor: 
    “Este es mi Hijo, el Amado; este es mi Elegido.” (6)
     “¡Este es mi Hijo, el Amado; este es mi Elegido, escúchenlo!” (7)
     “He encontrado el cielo en la tierra, porque el Cielo es Dios, y Dios mora en mi alma. El día que comprendí esto, todo quedó iluminado en mí y yo querría decir este secreto a los que amo”. (Santa Isabel de la Trinidad).
    La estrella de Belén nos invitan entrar de nuevo en el cuadro y contemplar la presencia de Dios.  ¡Dios está aquí!

Las 8 + 8 = 16 estrellas sobre el manto

    2 (iii)   Las estrellas sobre el mantola Santísima Trinidad 
    A pesar de estar bien recogida dentro de la cueva desde hace tiempo, la Virgen lleva puesto un manto pesado, de color azul oscuro, salpicado con estrellas. 
    En la iconografía, a veces las cruces eran adornadas con pequeños rayos de luz que las convierten prácticamente en estrellas, simbolizando así, al mismo tiempo, la gloria que conquista el dolor y la muerte. 
    Las cruces -adornadas como estrellas sobre el manto de María-, son símbolo de que ella lleva la cruz de Jesucristo a cuestas y comparte con Él “sus cruces”, sus sufrimientos. 
    Se han explicado las estrellitas en el contexto de la profecía de Simeón “¡y a ti misma una espada te atravesará el alma!” (Lucas 2, 35). 
    Desde el momento de la Concepción, María no tuvo duda alguna de que su hijo era el Mesías, el Salvador prometido, el Hijo de Dios. Sin embargo, a lo largo de su vida tuvo que soportar los malos entendidos, las malas interpretaciones, las manipulaciones, las maldades, y hasta el odio desnudo de los que tuvieron interés en que Jesús no fuera oído ni escuchado. Todas estas cosas la Virgen las guardaba en su corazón, un cúmulo de heridas que se convirtieron -por la misericordia de Dios-, en un cielo de noche agujereado por una miríada de estrellitas. 
    Cada punto en el manto es una cruz -es decir, un gran sufrimiento- que, en la presencia de la misericordia de Dios, se había convertido en una estrella que le glorifica a Él que vive y reina por los siglos de los siglos, amén. 

    A la vez, se puede entender a las estrellas sobre el manto como los adornos iconográficos de dos de las tres personas de la Santísima Trinidad, en el contexto de las palabras del Ángel Gabriel: “El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra” (Lucas 1, 35). 
    Efectivamente, sobre el manto de la Virgen hay dos juegos de ocho estrellas, iguales entre sí, y opuestos como si fuese un “reflejo invertido”, cada uno colocado sobre un hombro de María. (Recordamos que -en la iconografía-, el número ocho simboliza “Dios”.) 
    Así que, tenemos -en un solo manto- dos manifestaciones de Dios -el Padre y el Espíritu Santo-, asentándose una frente a la otra, abrigando y abrazando los hombros de María, para engendrar -en una expresión de amor trascendental-, a una tercera manifestación: Dios Hijo. 
    Es el misterio de la estabilidad dinámica de la Santísima Trinidad, simplificándose hasta la mínima expresión para crearse en la imagen del hombre. Dios todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, reduciéndose a una criatura recién nacida. 
    Y el universo entero contempla el misterio, con la respiración cortada. “La esperanza de todas las edades” se ha concentrado en un momento del tiempo y en un punto específico, por medio de una virgen que se llama María. Y ella dijo: “He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra”. 
    En este momento se cambió el porvenir del mundo entero. 
    Las estrellas nos invitan entrar de nuevo en el cuadro y contemplar la presencia de Dios.  ¡Dios está aquí.


    
    3º  Símbolo:  El Nino Jesús en el Pesebre - La Santa Eucaristía 
    El Niño Jesús está en primer plano del cuadro. Los bebés son irresistibles. Tanto las mujeres como los hombres somos incapaces de quedarnos quietos cuando oímos su llanto. Todo el mundo quiere cargarlos. Todo el mundo quiere hablarles. Todo el mundo quiere jugar con ellos, y nadie puede resistir acunarlos mientras duermen. 
    Ahora se entiende por qué Dios eligió introducir a su único hijo al mundo en forma de un niño. 
    ¿Quién puede resistir la atracción de un infante indefenso? ¿Quién no puede amar al Amado ... Dios hecho amor? 
    He aquí el elemento más profundo y teológico del cuadro: 
    El pesebre cuadrado representa una mesa de altar y -a la vez-, el túmulo donde estuvo colocado Cristo muerto. El cuerpo colocado sobre el pesebre es, a la vez, el cuerpo de Jesús nacido en Belén, el cuerpo bajado de la cruz y el cuerpo eucarístico. Los pañales pasan así a ser también los manteles del altar y la mortaja del crucificado. 
    Así que: 
    En el primer plano del cuadro de la Virgen de Altagracia, tenemos una síntesis del misterio de nuestra fe, presentada con mucha simplicidad. En efecto, hay tres dimensiones, tres momentos en el tiempo, presentados con tanta sencillez que pasan casi desapercibidos: 

    El niño está durmiendo 
    — a la vez está muerto (8) y es un sacrificio. 

    El niño está durmiendo sobre un pañal 
    — que es también su mortaja y un mantel. 

    El niño está acostado sobre un pesebre 
    — que es, además, su sepulcro y un altar. 

     Pero, el niño despertará 
    — el muerto resucitará 
    — y la Eucaristía estará con nosotros ¡hasta el fin de los tiempos! 

 ¡Qué gran misterio de amor se nos propone a nuestra contemplación! 
     Cristo venció la muerte con la omnipotencia de su amor.
    Solo el amor es omnipotente. 
     Ese amor impulsó a Cristo a morir por nosotros y así a vencer la muerte. 
     Sí, ¡solo el amor hace entrar en el reino de la vida! (SS Benedicto XVI).
   Nos invitan entrar de nuevo en el cuadro y contemplar la presencia de Dios.  ¡Dios está aquí!
 _________ 
Notas 
    (1) En la cultura occidental la palabra “meditación” ... indicaba un tipo de ejercicio intelectual; mientras que la palabra “contemplación” se reservaba para un uso más religioso o espiritual. (Wikipedia)
    (2) “A mi parecer no es otra cosa oración sino tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama” Santa Teresa de Jesús.
    (3) Los escritos de Santa Brígida de Suecia (1303 - 1372) tuvieron un impacto profundo y duradero entre los pintores de los siglos XV y XVI. En su narración de “la natividad de Jesús”, ella describió cómo, al momento del alumbramiento, vio como si fuese que una luz traspasaba el cuerpo de María. 
   (4) No se puede dudar que el pintor del cuadro de la Altagracia sabía de la doctrina de la “Asunción”. Como evidencia concreta citamos la iglesia parroquial de “Nuestra Señora de la Asunción” de Manzanares (Provincia de Ciudad Real, España), que fue construida a finales del siglo XIV o comienzos del XV con el título original de “Nuestra Señora de Altagracia de la Asunción”. Es decir, la devoción a la Asunción estaba vigente a unas 260 kilómetros de Sevilla, un siglo antes de la fecha probable (1510 – 1515) en que se pintó el cuadro de la Virgen de Altagracia. 
    (5) Antífona de la II semana de Adviento del antiguo breviario Cisterciense. 
    (6) El bautismo: Mateo 3, 17; Marcos 1, 11; Lucas 3, 22.
    (7) La Transfiguración: Mateo 17, 5; Marcos 9, 7; Lucas 9, 35. 
    (8) Para los escandalizados por lo de está muerto”, hay que recordar los regalos de los Reyes Magos: oro, incienso y mirra.

lunes, 17 de enero de 2022

El Origen de la Altagracia



Para profundizar sobre el origen de la Altagracia, 
hay que dividir la cuestión en dos partes:
— El origen de la devoción a la Altagracia.
— El origen del cuadro de la Altagracia.

Vamos primero a identificar 
el origen y desarrollo 
de la devoción a la Altagracia.
Y después la procedencia 
del Cuadro de la Virgen de Altagracia

El Origen de la devoción

   Al indagar en la historia de la devoción a Nuestra Señora de Altagracia, encontramos dos enormes “huecos” donde hay una falta de información por completo:
— El primero es en España en los años 711 - 722, cuando la invasión de los moros eliminó todo vestigio de la cristiandad encontrado en gran parte de la Peninsular Ibérica.
— El segundo es en La Española, donde en el año 1586, el corsario Sir Francis Drake eliminó todo vestigio del catolicismo encontrado en la ciudad de Santo Domingo.

La Península Ibérica
   La devoción a Nuestra Señora de Altagracia se originó en la Peninsular Ibérica.  Quedan muy poco indicios del culto antes de la invasión de los moros (711 - 722).  Sin embargo, es posible que la devoción a Nuestra Señora de la Altagracia se originó en el tiempo de los Godos en el noreste de España en los Siglo VII - VIII.

Expansión del Caliphate Omeya

El Islam desde la India hasta la Península Ibérica
Los Árabes, influídos por las prédicas de Mahoma (569-632), se lanzaron desde Arabia a la "Guerra Santa" para la expansión de su doctrina (632-711) por todo el Medio-oriente, el litoral sur del Mediterráneo y la Península Ibérica.  En 711 los Árabes vencieron al último rey godo, don Rodrigo, en la batalla del Lago de la Janda (Guadalete) e instauraron una dominación de la Peninsular que duraría cerca de ocho siglos.

La Conquista de la Peninsula. 
El color verde indica tierra árabe.
Pelayo derrotó a los musulmanes
en la batalla de Covadonga (722). 

Los cristianos, refugiados en las montañas de Asturias y en los altos valles de los Pirineos, organizaron núcleos de resistencia y comenzaron a pensar en la reconquista de la Península.  A partir del triunfo de Covadonga (722) se iniciará un lento pero persistente avance hacia el sur.  Surgieron los reinos de Asturias, León, Navarra, Portugal, Castilla y Aragón.  

Las órdenes militares
El éxito militar se debía en gran parte a la participación incondicional de las Órdenes Militares. Los órdenes militares fueron instituciones religioso-militares creadas en el contexto de las Cruzadas como sociedades de caballeros cristianos, inicialmente para la defensa de los Santos Lugares -las órdenes de los Templarios, Hospitalarios y del Santo Sepulcro-, y luego aplicadas a la propagación o la defensa de la fe cristiana, contra los musulmanes como las órdenes militares españolas durante la Reconquista. Los caballeros de las órdenes militares estaban sometidos a los votos canónicos de las órdenes religiosas, siendo “mitad monjes, mitad soldados”.

Primera mención documentada de “Altagracia”
   En el año 1140 se fundó el monasterio de Fitero en Niencebas (Navarra).  Era el primer cenobio Cisterciense que se construyó en la Península Ibérica.  Desde allí, el Abad Raimundo Fitero emprendió una gesta religiosa y militar para defender el pueblo de Calatrava, que culminó con la creación de la Orden Militar de Calatrava, en el año 1158.
   En el año 1229 se fundó la población de Manzanares y le pusieron bajo el patronato de Nuestra Señora de Alta Gracia, siguiendo la devoción de la familia fundadora, la familia Sagasti-Manzanares (de Vizcaya), cuyos miembros habían acompañado al Abad Raimundo Fitero, cuando se dirigió al sur para proteger el pueblo de Calatrava.
   Es aquí donde -por primera vez-, encontramos una referencia específica a la devoción a Nuestra Señora de Altagracia.   Así que, se puede decir que por el siglo XIII la devoción se había asentado entre algunas de las familias más destacadas.

La Orden de Calatrava
La regla de la Orden de Calatrava, modelada sobre las costumbres Cistercienses para hermanos laicos, impuso a los caballeros -que eran efectivamente “monjes guerreros”-, además de las obligaciones de los tres votos religiosos (obediencia, castidad y pobreza), las de: 
— guardar silencio en el dormitorio, refectorio (comedor) y oratorio; 
— ayunar cuatro días a la semana, 
— dormir con su armadura, 
— y llevar, como única vestimenta, el hábito blanco Cisterciense con una sencilla cruz roja, «flordelisada»: una cruz griega con flores de lis en las puntas.

Las Órdenes Militares
   Con la institución de las Ordenes Militares: primero la de Alcántara (1156), y en seguida las órdenes de Calatrava (1158) y Santiago (1170), los cristianos pusieron en marcha la reconquista de la Peninsula en la “Guerra de los Ocho Siglos”.      Era una guerra cruel y radicalmente religiosa.  Sin embargo estaban largos periodos de paz y hasta convivencia entre las dos culturas y religiones de la Peninsula.


Nuestra Señora de Altagracia - Una hipótesis interesante
   Siempre se ha entendido que la devoción a la Altagracia es una expresión de la Maternidad Divina es decir: «la gracia más alta jamás otorgada a un ser humano era la gracia de ser la madre de Dios».    
Puede que ésta insistencia en ser la madre de Dios -con el énfasis en DIOS-, convirtió nuestra devoción en un ‘grito de guerra’ para las Ordenes Militares, frente a los musulmanes quienes -en el año 711-, habían conquistado gran parte de la peninsula española: 
“¡Viva la Altagracia, la madre de Dios!”.  
Hay que recordar que el Islam enseña que Jesús no era más que un profeta, mientras que los Cristianos le proclaman "Hijo de Dios".
Sea lo que sea, al librar un pueblo en la reconquista de España, las Órdenes Militares construyeron una iglesia dedicada a Nuestra Señora de Altagracia en al menos seis pueblos de Extremadura.
Así que, por un lado se da a entender que la invasión árabe impidió la propagación del culto a la Santísima Virgen, pero por el otro lado, se entiende que los musulmanes respetaban a María quien tiene un lugar de honor en el Koran. (1)

Extremadura en el año1500
Los pueblos donde hay una devoción a la Altagracia
Al principio del siglo XVI, estaban seis pueblos con una devoción a Nuestra Señora de Altagracia en Extremadura.  Todos habían sido reconquistada por, o entregada a una orden militar:
Garrovillas de Alconétar, liberada en 1167 por la Orden del Templo. (2)
Manzanares, reconquistada por la Orden de Calatrava en 1199-1207.
Mora en 1175 entregada a la Orden de Santiago.
Helechosa de los Montes, reconquistada en 1222 por las Ordenes de Calatrava y Santiago.
Siruela, reconquistada en 1236 por la Orden de Alcántara.
Zalamea de la Serena, entregada en 1496 a la Orden de Alcántara.

Seis "carretones" pero ningún óleo
   La curiosidad es que todos estos seis pueblos de Extremadura con una devoción a la Altagracia tenían un imagen tipo "carretón", -es decir una muñeca-, y ninguno tenía una pintura o sea, un óleo.   Así que nuestra pintura es el único cuadro de aquel entonces.

   Todavía la gente de Garrovillas de Alconétar (en el norte de Extremadura) y la gente de Siruela (en el sur de Extremadura) celebran la fiesta de la Altagracia cada año, aunque en distintas fechas. (3)

Nuestra Señora de Altagracia, Siruela, Extremadura


    Finalmente, en el año 1492, en tiempos de los Reyes Católicos, la toma de Granada puso fin a la “Reconquista de los Ocho siglos”, y -a la vez-, la razón de existir para las Ordenes Militares que ya habían cumplido con su objetivo de expulsar los moros de la Península Ibérica.
   Por coincidencia, en el mismo año ocurrió los descubrimientos de Cristóbal Colón.  El reto de “lo nuevo” atrajo a mucha gente de las distintas Ordenes Militares quienes se trasladaron al Mundo Nuevo para seguir con el único estilo de vida que conocieron: el de conquistar en el nombre de Dios.

Santo Domingo, La Española
   Con una larga historia de devoción a Nuestra Señora de Altagracia por parte de las Ordenes Militares, -especialmente la Orden de Alcántara-, no es sorpresa encontrar que fundaron Iglesias dedicada a Nuestra Señora de Altagracia en La Española también:

Nicolas de Ovando
  
En el año 1502 Frey Nicolás de Ovando llegó a La Española como Gobernador.  Era el “Comendador Mayor de la Orden de Alcántara”.  En 1503 mandó a construir el hospital “San Nicolás de Bari” en Santo Domingo.  Su capilla -fundada el 29 de noviembre de 1503-, era una pequeña Iglesia dedicada a Nuestra Señora de la Altagracia.  Es la primera fecha documentada de la devoción a la Altagracia en nuestra isla.
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Como hemos dicho: primero identificamos el origen de la devoción a la Altagracia.
Y ahora, la procedencia del cuadro de la Virgen de Altagracia.
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La Procedencia del 
Cuadro de la Virgen de Altagracia

 Claramente la devoción a la Altagracia había llegado a La Española al principio del siglo XVI, seguramente estaba aquí en el año 1503, y quizás antes.  

    Sin embargo, la cuestión de cuándo llegó nuestro cuadro de la Altagracia es otra cosa. 

 Una definición 
 El cuadro de la Virgen de Altagracia es: 
— un óleo sobre lienzo, 
— con un tamaño de 33,5 x 45 cms., 
— del tipo que se llama "Virgen de Belén", 
— y del estilo flamenco. 
— Es una pintura de la escuela de Alejo Fernández, 
— y probablemente fue pintado en Sevilla, 
entre los años 1510 y 1515. 

Esta definición es el fruto de una investigación larga, profunda y seria para descubrir los orígenes del cuadro. 
    Efectivamente en mayo del año 2001 viajamos a España para conducir entrevistas extendidas con las cuatro máximas autoridades en la materia: (4)
Dra. Mª. de la Concepción García Saíz — La Directora del Museo de América, Madrid. 
 Doña Mª. Dolores Fúster Sabater — La restauradora de nuestro cuadro de la Virgen de Altagracia en 1978. 
Dr. Alfonso Emilio Pérez Sánchez — Subdirector (1972-81) y Director del Museo de El Prado (1983 - 1991). 
Dr. Enrique Valdivieso González — Catedrático de Historia del Arte de la Universidad de Sevilla desde 1983. Desde 2016 es Catedrático Emérito. 


El cuadro de
Nuestra Señora de Altagracia
La Basílica de Higüey

“Óleo sobre lienzo”
   Los pintores flamencos (de Flandes, Bélgica) del siglo XV fueron los primeros en aplicar la técnica de óleo sobre lienzo de forma sistemática.  Estamos en un período de transición.     Los artistas que pintaban con témpera sobre madera, empezaron a usar óleo sobre lienzo al final del siglo XV, en principio para las pinturas grandes donde el peso de la madera era un problema al momento de colgarlas.  Para 1550 la transición al óleo sobre lienzo fue completa.
   Tres de los cuatro expertos consultados expresaron reservas de que un óleo sobre lienzo, como el cuadro de la Virgen de Altagracia, podría haber llegado a La Española antes del año 1520, precisamente porque el uso de óleo sobre lienzo todavía no era tan común. (5)

“Virgen de Belén”
   La representación de María como madre de Jesús se remonta a los primeros siglos del cristianismo.
   En el arte occidental podemos hablar de cuatro grupos que encuadran, de manera general, las representaciones iconográficas de María:
— la Virgen antes del Nacimiento del Niño (Inmaculada Concepción, Maternidad Virginal).
— la Virgen con el Niño (tanto las Vírgenes de Majestad como las Vírgenes de Ternura).
— la Virgen de Dolor (la Piedad y los Dolores).
— y la Virgen Protectora (Misericordia, Rosario, Mercedes).
   Ateniéndonos a este esquema, hay que encuadrar el tema de la Virgen de Belén dentro de las denominadas “Vírgenes de Ternura”, que irrumpe en la iconografía mariana en los siglos XIII y XIV con una gran fuerza como respuesta a ese naturalismo de raíz franciscana que conduce a representar a María, no como el trono de Jesús, sino como la Madre del Niño Divino, en actitudes amorosas “Mater Amabilis” como la Virgen de Belén.

“En el estilo flamenco”
   Además del uso de óleo sobre lienzo, que -como ya hemos explicado-, tiene su origen en los países flamencos, la vela que San José lleva en la mano es un atributo navideño propio del Santo, introducido en los países flamencos y de ahí pasó a España.  Cuadros similares, de estilo italiano, habrían dado a San José un farol.

“De la escuela del pintor Alejo Fernández (1475 – 1545), 
y probablemente fue pintado en Sevilla”
   Alejo Fernández nació en 1475 en Córdoba, España.  Es posible que tuviera raíces alemanas.  A su formación centroeuropea hay que añadir una influencia italiana.  Se ignora si adquirió sus conocimientos “renacentistas” en la misma Italia, pero su aprendizaje hubo de realizarlo al finales del siglo XV.  Sus obras reflejan el estilo de la última generación de los “cuatrocentistas” italianos (recuérdese que la primera obra de Rafael es del año 1499).
   Como es natural en un artista de aquel entonces, a su formación debió de contribuir también el estudio de estampas, tan difundidas entonces en toda Europa.
Sevilla -que monopolizó el comercio de las Indias-, se había convertido en la “tierra prometida” de los artistas.  En 1508, Alejo se mudó por allí al aceptar el encargo de pintar las cuatro tablas de la Capilla Mayor de la Catedral de Sevilla (1508-1510).  Fueron los mejores pregoneros de su talento.  Las comisiones no se hicieron esperar.
   El gran maestro impuso su estilo a los pintores sevillanos durante toda una generación.  La escuela Sevillana -hasta que el “Rafaelismo” inició la segunda etapa renacentista-, es en realidad la escuela de Alejo Fernández.  Toda una serie de pintores trabajaba en Sevilla.  Sus obras son, en cierto modo, reflejos del genio y la influencia de Alejo Fernández. 
En este contexto se puede decir que el cuadro de la Altagracia “probablemente fue pintado en Sevilla, y posiblemente es de la escuela de Alejo Fernández”.

“Pintado entre los años 1510 y 1515”
   1510.  El Dr. Enrique Valdivieso González no tuvo duda alguna de que el cuadro nuestro fue pintado en Sevilla y es de la Escuela de Alejo Fernández. 
Como Alejo Fernández no llegó a Sevilla hasta el año 1508, y dedicó los primeros dos años a pintar las cuatro tablas de la Capilla Mayor de la Catedral de Sevilla, es probable que nuestro cuadro no fue pintado antes del año 1510.
   1515.  Para dar al cuadro el tiempo para llegar a Higüey en los años 1517 - 1518, es probable que el cuadro no hubiera sido pintado en Sevilla después del año 1515.

   ¿Cuándo llegó el cuadro a Higüey?
   Originalmente se construyó la Villa de Salvaleón de Higüey inmediatamente al este de la Casa de Ponce de León, en San Rafael de Yuma.  Se trasladó a su ubicación actual (23 kilómetros al norte) en los años 1517 - 1518.
    Es probable que la “historia oral” de las niñas y el naranjo sea verdadera en su esencia.  También es probable que se construyera una capilla “donde estaba el naranjo”, entre otras razones, porque todavía no habían construido la iglesia parroquial, después del traslado de la Villa de Salvaleón de Higüey. 

Así que:
— El cuadro de la Altagracia no podía haber llegado a Higüey antes de que se trasladó la Villa desde San Rafael de Yuma a su ubicación actual, sobre el vado del río Duey en el año 1517-1518.  Porque la ubicación del naranjo de la historia oral está en el Higüey actual. (6)
— A la vez, si ya habían construido una Iglesia en el Higüey nuevo, es poco probable que habrían construido una capilla "donde el naranjo" también.  Es decir, hay que suponer que el cuadro llegó a Higüey poco tiempo -quizás no más que dos o tres años-, después de la fundación del Higüey nuevo.

Así que, podemos decir que  el cuadro de la Altagracia 
llegó a Higüey en, o unos pocos años, después de 1518.

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Una devoción centrado en un cuadro
con una historia de cinco siglos

Desde los documentos más antiguos tenemos testimonios irrefutables de los numerosos milagros atribuidos a la intercesión de Nuestra de Señora de Altagracia.  Al pasar las páginas de la historia, vemos una relación materna y cercana que ha arropado a las generaciones con el manto de su amor y misericordia.  Miles de Dominicanos han encontrado socorro en los momentos más difíciles de sus vidas y de sus familias, sin mencionar las numerosos veces que la presencia de Nuestra Señora de Altagracia ha tomado un papel clave en la historia de nuestra nación.
 Año tras año, los peregrinos han venido a Higüey con humildad para buscarle, para agradecerle, o sencillamente descansar de la tribulaciones del mundo entre los brazos amorosos de su maternidad, esperando que intercediera con su hijo, Jesús.

Gracias, Señor Jesús,
   por darnos a tu madre, Nuestra Señora de la Altagracia, como nuestra madre y protectora.
Amén.
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Notas
1  María (Maryam) es la única mujer mencionada en el Corán con nombre propio. El nombre de Maryam se lee explícitamente 34 veces en el Corán, de las cuales 24 veces asociado al nombre de su hijo Jesús. De un total de 114 suras y 6,236 versículos de que está compuesta el Corán, María figura en 70 versículos y 13 suras. La sura 5 se llama “Maryam”. Cfr. Nuevo diccionario de Mariología. 2º edición española. San Pablo. Roma. 1986. Págs. 1453-1463. 
— Ver el Capítulo 19 de “El Corán”, donde -en forma algo curiosa para nosotros los cristianos-, aparece Juan el Bautista, Zacarías y su mudez, la visita del Ángel Gabriel a María, la concepción virginal y el nacimiento de Jesús. 
— Juntos con Moisés y Abraham, Jesús está venerado como uno de los 25 profetas “bíblicos” de Dios. El Islam acepta tanto su nacimiento milagroso como sus milagros, sin embargo cree que la fe cristiana en la tres personas de la Santísima Trinidad es politeísmo.
    2    Garrovillas NO es "el origen de la devoción mariana de Altagracia". Los hombres de Garrovillas trataron de convencerme que las visitas de Monseñor Polanco, y de Monseñor De la Rosa más tarde, eran "pruebas" de que Garrovillas era el origen de la devoción. ¡Es así que me dijeron a mí cuando yo fui por allá! Pero los dos obispos (uno mi “garante” cuando llegué como extranjero en RD, otro mi amigo desde hace años), estaban solamente investigando, sin comentarios. Los orígenes del culto a la Altagracia son mucho más interesantes y antiguos.
    Se celebra la Fiesta de la Altagracia en Siruela el 15 de agosto, y en Garrovillas el 8 de septiembre.
    4 Por más información, ver la nota (6) en la introducción
5  A decir la verdad, llegaron “lienzos” en 1509:  “En la flota de Diego de Colón y de Doña María de Toledo [...] el mercader Andrés de Vega trae «unos paramentos de lienzo pintados de historia»”. (Rodríguez Demorizi, Emilio. “España y los comienzos de la Pintura y la Escultura en América”. Gráficas Reunidas, S. A. Madrid 1966. Pág. 29).   Sin embargo, es casi seguro que no eran más que “novedades baratas”.  
Mientras tanto, tres de los expertos con quienes consulté (Dra. Mª. de la Concepción García Saíz, Doña Mª. Dolores Fúster Sabater, y Dr. Alfonso Emilio Pérez Sánchez) estaban de acuerdo en que es muy poco probable que un óleo sobre lienzo “serio” habría llegado a La Española antes del año 1520.
    6  Hoy día se puede encontrar un naranjo en el patio por atrás del altar mayor en el Antiguo Santuario, donde hace tantas siglos (según la historia oral) el cuadro se encontró colgado en el naranjo original.