lunes, 1 de mayo de 1989

El Evangeli-can

 El Evangeli-can

Alabanza No. 87, 

abril/mayo 1989


El Equipo de Intercesión, rezando sin cesar. “Sin Mí no pueden hacer nada”.

Una evangelización nueva en su método, nueva en su expresión y nueva en su ardor

Un “can” en República Dominicana, es una fiesta bulliciosa donde todo el mundo disfruta muchísimo, y un “evangeli-can” es una actividad en la cual se aprovecha un “can” para evangelizar.

Así hizo el ministerio de evangelización del equipo de jóvenes, el 23 de abril, en el barrio de Cristo Rey de la capital.  Desde el amanecer, se reunieron para dar los últimos toques a la cancha abandonada, recientemente limpiada con una pala mecánica por el Ayuntamiento.

A las nueve, se conectaron los altoparlantes y, desde aquel momento, no se oyó silencio hasta ya terminada la Misa, a las seis de la tarde -gracias a la planta de electricidad-.

En los alrededores, un equipo de evangelización rezando con un transeúnte.

Una gota de miel

La idea básica era organizar una serie de actividades (carreras, juegos de equipo, etc.) y hacer comentarios en vivo por los altoparlantes para que todo el barrio supiera que había un “can” y viniera a curiosear.

Rápidamente, los vecinos se dieron cuenta de que podían participar en uno de los ocho equipos (uno por cada uno de los ocho sectores del barrio), simplemente inscribiéndose en el equipo suyo.

Y, así, cientos de jóvenes se divirtieron en grande, brincando, saltando, bailando y corriendo. Entre un juego y el próximo, el equipo de música evangelizó con canciones a todo volumen, siempre con letra cristiana, de vez en cuando, con gestos, y una vez, hasta con un baile para acompañar el sentido de las palabras.

El equipo de Oración, interrumpía las actividades cada media hora, 

con una mini-prédica y unas oraciones

Evangelización 

Cada media hora, en punto, se interrumpieron las actividades, “en seco”, y se invitó a todo el mundo a orar.  Es impresionante ver a toda una cancha llena de jóvenes arrodillados, rezando un Ave María.

Al mismo tiempo, el equipo de evangelización, trabajando en parejas, dio vueltas a los alrededores para evangelizar a los que vinieron a curiosear, y llegó a orar individualmente con muchas personas.

El equipo de música, cantando una canción nueva, con ritmo de rock y de merengue.

Oración

Ningún miembro del equipo se hizo ilusiones falsas sobre el riesgo que estaba corriendo. El “evangeIi-can” fue montado en una cancha de uno de los barrios más desordenados de la capital, donde el vicio y la agresividad son la norma entre los vecinos, y donde muy pocos llegan a la iglesia situada a un kilometro o más de distancia.

Desde la cancha se pueden ver dos tiendas que se dedican exclusivamente a la venta de útiles para santería y brujería.

Durante las semanas previas, el equipo y sus amigos habían orado para obtener protección y unción.

El mismo día, se empezó con una media hora completa de oración intensiva, con oración en lenguas. (La tienda de brujería más cercana cerró casi enseguida).

El equipo de intercesión, escondido en un rincón de la cancha, se dedicó a orar sin cesar durante todo el día. De vez en cuando, una pareja daba una vuelta a la cancha, rezando el rosario. Cada vez que se veía entrar un grupo de personas con aspecto inquietante, se presentó en oración al Padre.

La gente de la parroquia comentó abiertamente su sorpresa de que no pasara ningún incidente lamentable. Es de imaginar Io contenta que estaba María al guardar en su corazón la razón por tanta paz.

El “evangeli-can” con todas sus emociones. 

“Todo Cuanto respira alabe al Señor, ¡Aleluya!”.

Los frutos

Terminada la Misa, se entrega al párroco los nombres (con dirección, edad y sexo) de 624 personas que hablan participado en el “evangeli-can”, para que lo distintos grupos de jóvenes de la parroquia puedan visitarles en sus casas, evangelizarles más profundamente junto con sus famiIias, e invitar a participar en las actividades de la parroquia.

“Id a todo el mundo y hablad de Mí”. 

Un equipo de evangelización compartiendo la Buena Nueva. 

Nótese que, mientras una está hablando, el otro está rezando.

Conclusión

El “evangeli-can” requirió el compromiso de un buen número de personas que estuvieron dispuestas a trabajar en equipo.

La parroquia puso los locutores, los líderes de los ocho equipos y algunos de los músicos –es decir, la gente que tuvo que “dar la cara” al público.  El ministerio de evangelización puso la gente para servir.

Los dos puntos más importantes fueron la mesa de registros, donde se inscribieron los nombres de los participantes y así se consiguieron los datos para el seguimiento, y el equipo de intercesión, que constantemente invocó la protección del Señor.

Damos gracias a Nuestra Madre por su participación palpable en el desenvolvimiento pacífico del “evangeli-can”.