domingo, 10 de diciembre de 2023

Adviento


 

Es ahora cuando nos acercamos 

A lo más profundo del invierno,

al fin de los tiempos y de la felicidad,

donde predomina 

el frío, las noches largas, y la lluvia sin cesar.

 

Se parece a un pozo profundo.

Estamos atrapados al fondo, 

sin pasado ni futuro, 

sobreviviendo en la soledad del presente,

aislado del mundo y absolutamente solos.

 

Y en nuestra desesperación levantamos los ojos,

para ver -desde el fondo del pozo-, 

al cielo negro de medianoche,

salpicado por una sola estrella

que ilumina nuestra salida.

 

Trepamos las paredes del pozo,

subiendo para salir y seguir a la estrella 

que nos invita a una cueva fuera de Belén,

y a una joven amamantado a su hijo:

el Hijo de Dios.

 

Y nos caemos de bruces al suelo, 

anonadados, asombrados y asustados:

estamos en la presencia real.

No podemos más que adorarle y contemplarle,

Dios en medio de nosotros.

 

Por fuera un gallo canta en la noche

y los ángeles del cielo le acompañan

con “Gloria a Dios en el cielo,

y paz a los hombres de buena voluntad”.

Y retumbaban los ecos en el silencia de la madrugada.

martes, 21 de noviembre de 2023

Ser músico

“Ser músico” no es un “trabajo”.  

    Más bien es una vocación, 

que te ha contagiado como joven, 

y a través de los años ha girado tus sentidos 

hacía una dimensión nueva en la vida. 


    Es una enfermedad imposible de curar.

Una vez eres músico, músico eres para siempre.

Es imposible explicar, aún con gestos, palabras, tonos o cuerdas.

Solamente el silencio tiene sentido.


    Es una sentencia de por vida, sin seguridad alguna, 

dando sensaciones imposible de compartir, 

con pre-gustaciones de los coros celestiales

y truenos de purgatorio al fondo del alma.


    A veces vienen relámpagos que aparecen sin advertencia, 

como una raya de luz en la noche 

que revela hasta el horizonte más lejano, 

que te ilumina tanto al componer como al tocar.


    Que sea a capela, u a solos, 

en grupo de rock, u en orquestras, 

que sea de los Beatles o de Buxtehude,

"Aida" de Verdi  o "El Mesías" de Handel.


    Solamente otros músicos entienden las emociones, 

la inseguridad, la soledad de estar marginado, 

la éxtasis de terminar una pieza bien hecho,

el rechazo por incomprensión y el delirio de la apoteosis.


    No hay una vocación más exigente, 

ni vocación que da más satisfacción.

 

    Si me entiendes,

pues eres músico.


    Si no me entiendes

pues lo siento por ti.

_______

Escrito para María Marcelino

21 nov 2023

jueves, 2 de noviembre de 2023

Sobre la santidad

 para los bautizados


    1. Hijos de Dios


 «El Espíritu mismo 

da testimonio a nuestro espíritu 

de que somos hijos de Dios» 

(Romanos 8:16) 

 

    Hace unos meses estaba hablando con Mons. Ramón de la Rosa, y le pedí sobre el concepto de los “hijos adoptivos” de Dios.  Es que soy huérfano.  Perdí toda mi familia en la guerra.  Efectivamente estaba adoptado desde un orfelinato. 

    Ahora bien, no me entienda mal.  Me ‘tocó la lotería’ con mis padres nuevos.  Me dieron todo lo que tengo: mi preparación, mi educación, un sistema de valores… de mi vida anterior me quedó una sola cosa: mi nombre “John”. 

    En todos los aspectos de mi vida: emocional, intelectual, psicológica y -encima de todos- legal, yo era el hijo de mis nuevos padres.  Sin embargo, llegado a los 15 años de edad, me encontré diciendo que no quisiera seguirle en la profesión de mi padre.  Quisiera salir por mi propia cuenta… 

    “Entonces” -le dije a Mons. De la Rosa-, “igual con mi padre como con Dios, ¿verdad?”. 

    Y Monseñor me enseñó una de las verdades más profundas de mi vida: 

    “Escucha John.  Tu adopción por tu padre era un acuerdo legal, pero tu adopción por Dios es mucho más. 

    Cuando un médico te hace un trasplante de corazón, ya tienes el corazón de otro latiendo dentro de ti.  Pues es igual cuando un sacerdote te bautiza.  Te hace un trasplante de Espíritu.  Desde este momento no estás a solas.  Es que -desde este momento-, Cristo vive en ti. 

"En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”.

    Tu no eres un hermano “adoptivo”. Tú eres un hermano de Jesús por completo…  de carne, de alma y de espíritu.  Has sido ‘inspirado’, porque Dios ya vive en ti.” 

    Así que…  Jesús es mi hermano ¡de pleno derecho!  Mi hermano mayor -claro-, pero mi hermano verdadero para dialogar, jugar, pasear, compartir, descansar… el primero y quizás el único amigo que tendré siempre -sea lo que sea-, por todos los días de mi vida. ¡Mi hermano de sangre!  Yo pertenezco a Él, y Él a mí.  ¡Somos hermanos!  ¡Jesús es mi hermano!  Y Yo soy hermano de Jesús! 

 

«Vivo yo, 

pero ya no soy yo, 

sino Cristo 

quien vive en mí.» 

(Gálatas 2, 20). 

 

 

    2. El poder del Espíritu


    «El viento sopla donde quiere, 

y tú oyes su silbido, 

pero no sabes de dónde viene 

ni adónde va. 

Lo mismo le sucede 

al que ha nacido del Espíritu.» 

(Juan 3, 8) 

 

    Mijaíl Gorbachov nació en Rusia en el año 1931. Aunque su familia campesina era creyente ortodoxo, él se identificó como ateo. 

    Su figura era tan polémica que es difícil separar las realidades de las “manipulaciones” de los distintos intereses. 


Mijaíl Gorbachov

    No puede sobre-exagerar las tensiones de aquél entonces.  Las dos “super-poderes” de la “Guerra Fría” tenían todos sus cohetes intercontinentales apuntados el uno al otro. El presidente de los EEUU abiertamente llamó a la Unión Soviética “el Imperio del Mal”.  En Londres hablamos en serio de cómo y a dónde escapar de la ciudad, si sobrevivimos un ataque nuclear.

    Sin embargo:

    Mijaíl Gorbachov era el secretario general del Partido Comunista de la Unión Soviética (una unión de 15 repúblicas) desde 1985 hasta 1991 y el último presidente de la Unión Soviética.

    Gorbachov era famoso (o notorio) por sus conceptos de “glasnost” y “perestroika”, (democracia y libertad).

    Las reformas históricas de Mijaíl Gorbachov condujeron al colapso de la Unión Soviética, y ayudaron a poner fin a la Guerra Fría.

    Sean lo que sean las opiniones de la gente, las decisiones tomadas por Gorbachov hicieron que la Unión Soviética se “desmoronó” en unos pocos años.

    Mijaíl Gorbachov ganó la aclamación de la comunidad internacional y recibió el premio “Nobel de la Paz” en octubre de 1990 por su papel en la finalización de la Guerra Fría y la reunificación de Alemania.

    Curiosamente… hemos escuchado un susurro imposible de verificar (y fuertemente rechazado por muchas “autoridades” ateas) que -a la espalda de sus propios padres- su abuela bautizó a Mijaíl Gorbachov en el nombre del “Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”.

 

«Por sus frutos 

los conoceréis» 

(Mateo 7, 16).

 

 

    3. El Saludo de la Santidad

   

 «Examínenlo todo y

 quédense con lo bueno.» 

(1º Tes. 5, 21)

 

    La religión original de la India, antes del Budismo, era el Hinduismo.  Tiene una forma respetuosa de saludar y también de despedirse.  Se llama “Namasté” y proviene del sánscrito antiguo, una lengua sagrada para todas aquellas personas que practican el hinduismo.

    Namasté representa una filosofía de vida y tiene un significado espiritual sumamente profundo.  Busca reconocer y honrar lo que somos y vemos en el otro.

una “mudra”

    Su significado espiritual es 'mi alma honra tu alma', o mejor todavía: «El espíritu que vive en mi saluda al espíritu que vive en ti».

    Efectivamente, es un compartir de la intimidad del tesoro más precioso de mi vida, saludando al tesoro más precioso de tu vida.

    Generalmente el saludo Namasté se acompaña de una “mudra” (un gesto, considerado como sagrado, hecho con las manos).  La mudra se hace con las palmas abiertas y unidas entre sí a la altura del pecho, en posición de oración, acompañado de una inclinación ligera de la cabeza y generalmente con los ojos cerrado

    En hindi y en otros idiomas derivados del sánscrito, “Namasté” es básicamente una forma respetuosa de saludar y también de despedirse.

 

    «La santidad 

que se encuentra dentro de mí, 

saluda la santidad 

que se encuentra dentro de ti.»

miércoles, 1 de noviembre de 2023

¿Entonces?

¿QUE TENGO QUE HACER?

 

1 ⁄ 

          "El que esté sin pecado, 

           que le tire la primera piedra"

     Es decir, el primer paso es la limpieza personal.  No tenemos el derecho de hablar a otros, si nosotros llevamos pecado encima.

 

2 ⁄ 

       Tarde o temprano

               toda maldad 

                        se expresa con violencia…

 

que sea en casa, en la calle, en los medios de comunicación, en el uso de la idioma… (1)

      Hay que llamar la atención cada vez que encontramos violencia en toda y cualquier situación.

      Hay que intervenir físicamente si sea necesario. (2)

       Hay que hacer que el violento rinde cuentas y paga las consecuencias.

 

3 ⁄

     Si haya violencia y no hacemos nada, 

          somos:

          1 ⁄ cobardes, y

          2 ⁄ cómplices.

     Hay que aceptar 

                que el pacificador 

                                   siempre queda herido.

 

4 ⁄

     El punto de partir 

                es asumir para ti mismo el siguiente:

 

“Prefiero morir que matar.”

 

 


(1) Es un reductio ad absurdum, 'reducción al absurdo', limitarlo solamente a la violencia de genero contra mujeres.

(2) Dos veces he sido herido físicamente, al intervenir en actos de violencia.  Es el precio que hay que pagar por ser pacificador.


miércoles, 16 de agosto de 2023

Mi llegada



    Acabado de despertar

como si fuese de un sueño.

    Todo a mi alrededor estaba tranquilo

como la curva de un río en la puesta del sol,

excepto que era todavía la madrugada.

    Me sentí tan inocente como un bebé,

sin embargo completado en sabiduría.

    A mi alrededor el mundo estaba en paz.

    Era la primera vez había venido aquí,

pero todo era familiar:

los olores, los sonidos, el silencio, la brisa.

    La frescura de la aurora llevaba la promesa

de un día largo y pacífico.

    Disfrutaba en la tranquilidad de una sombra.

    Mi conciencia estaba tranquila,

no por falta de pecado,

sino por saber que había sido perdonado.

    Mis ojos comieran al paisaje

y llenaron mi corazón con gozo.

    Había llegado a la tierra prometida...

    Estaba cargado 

en los brazos de mi Padre.

jueves, 25 de mayo de 2023

El cielo que nos espera


La adoración al Santísimo despierta la imaginación.  

El lunes por la noche en la reunión de la Comunidad me ocurrió el siguiente pensamiento. 

 

No sé si has pensado de tu llegada al cielo:

La primera reacción -claro-, es la sorpresa de que era tan fácil. Nada de complicaciones, retrasos o indirecciones.  Sencillamente un cerrar de los ojos y… ¡yo me encuentro en el cielo!

 

Había una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar 

Como sabes, el cielo está por encima de todas las cosas. Así que, no tiene techo, y -por ende-, no tiene columnas ni pilares para impedirme ver el espectáculo que se abre a mis pies: un valle inmensamente grande, tanto de largo como de ancho, llena de miles y miles de personas, todas y cada una mirando en la misma dirección: hacia allí en la distancia… donde se encuentra a Dios mismo, sentado en su gloria.

Pero, cómo Dios es omnipresente, pues no importa donde yo me encuentre en el valle. Siempre voy a encontrarme sentado en la primera fila, cara a cara a Él, bañándome en la gloria de su presencia.  ¡Él está aquí!

Ahora bien, siento una neblina de asombro, susto y temor que me llena con dudas: ¿Soy digno de estar aquí? ¿Merezco estar aquí? ¿Seguro que no ha sido un error? Seguido por un sentimiento de anonadamiento, al darme cuenta que -a pesar de mí mismo-, Dios quiere que estoy aquí…

Entonces es cuando me doy cuenta que Dios no está mirándome a mí, sino está trabajando con una concentración absoluta, administrando la justicia con una imparcialidad y objetividad absoluta para unas personas que están esperando su turno.

Sin embargo, Dios no está solo.  Hay una paloma sentada sobre su hombro izquierdo, susurrando en su oído de la “misericordia incondicional” que otorga salvación absoluta. Dios Padre está escuchando con una cara de compasión y con lágrimas en los ojos.

Entonces, me doy cuenta de que -a su mano derecha-, allí está mi hermano Jesús, rogándole con una pasión irrefrenable por la salvación de sus hermanos, quienes habían sido bautizados con El Espíritu para convertirles en sus hermanos de sangre y de alma.

¿Quién puede resistir la insistencia de Jesús?

Y si eso no fue bastante, veo una señora con su mano en la mano de Jesús. Sus amigas dicen que la única cosa dura que tiene es su codo izquierdo, por “codear” tantas veces a su hijo.  Es que, María -la intercesora incansable-, no quiere que se pierda nadie, ni los que no han sido bautizados, ni los que han pecado sin arrepentimiento, ni los que nunca habían oído de su hijo… 

Y atrás de este grupo hay una nube de personas esperando su llamada -como si fuesen unos “ayudantes de campo”- con nombres conocidos como Pedro, Pablo, Juan, Teresa, Francisco…

 

Las Moradas 

Y mientras tanto -porque uno de los dones de la santidad es la “bilocación”-, voy a encontrarme -a la vez-, en una de las moradas que Jesús nos prometió… pero no exactamente cómo les había imaginado.  Es que no tienen dormitorios ni cocinas, porque nuestra esencia celestial no necesita dormir ni comer, y no tienen puertas porque no hay nada de retener ni rechazar.

Y la curiosidad es que vamos a encontrarnos en la compañía de personas que tienen los mismos talentos que nosotros, aunque muchas veces sin haber desarrollándose todavía.  Juntos vamos a dialogar y desarrollar ideas creativas en música, canto, pintura, literatura, poesía, baile, actuación y un sinfín de otras expresiones de la condición humana.  

Y de vez en cuando, organizaremos una sorpresa por nuestro Padre celestial, por ejemplo: acercando a su ventana en el silencio de la aurora con una canción de “harmonía para cuatro voces”, cantada a capela, para disfrutar la gozada de ver su cara llena de felicidad, recibir su bendición, y volver a nuestra morada para inventar otra canción aún más completa.

 

La Pregustación

Y mientras tanto, igual como Dios inventó la “bilocación”, también Él es “el Señor de los tiempos”.  Es que Dios inventó al tiempo, para que todas las cosas no pasará a la vez.

Así que nos encontramos -de vez en cuando-, viajando atrás del tiempo hasta aquellos momentos, los más felices de nuestra vida mortal, cuando habíamos experimentado un anticipo, una pre-gustación del cielo, con el recuerdo -como si fuese de ayer mismo-, de una paz absoluta: 

Por ejemplo - Mi confirmación, el sábado, 29 de marzo de 1958, cuando sentí una sensación tan ligera que tuve que abrir mis ojos para ver si todavía yo estaba arrodillado frente al obispo … y Dios estaba allí.

Por ejemplo - Mi bautismo en el Espíritu, el martes, 27 agosto 1974 cuando sentí una vergüenza tan profunda, seguido por una sensación tan suave de paz y perdón … y Dios estaba allí.

Por ejemplo - Cuando los ocho de nosotros rezamos las vísperas en una casita cerca de Samaná, el viernes, 26 de noviembre 1982.  Uno de los salmos era : «Levanto mis ojos a los montes: ¿de dónde me vendrá el auxilio? El auxilio me viene del Señor que hizo el cielo y la tierra», y me recordó de la primera vez que lo escuché el salmo 120, tantos años antes, y no podía resistir cantarlo de nuevo, en inglés… y Dios estaba allí.

Así son las re-visitas -en la privacidad de la imaginación-, a aquellas pre-gustaciones de la vida eterna que me espera en la presencia de Dios.


La Presencia

Sin embargo, por todas las posibilidades de la “bilocación” y lo de “revivir memorias”, siempre estoy atraído de nuevo a aquel valle tan inmensamente grande desde donde la presencia de Dios ilumina el universo.

Claro que El Padre no está mirando a mí.  Él está absorto, a pleno tiempo, en la salvación del mundo que ya he dejado por atrás.  Sin embargo -allí en la valle de la gloria-, puedo verle en persona y admirándole desde lejos, imitando sus expresiones y gestos, y guardando en mí memoria los momentos cuando su cara de seriedad se rompe en una sonrisa de amor.

Y no puedo resistir el impulso de alabarle con piropos y cánticos; y adorarle con todo mi corazón, y toda mi mente y todo mi espíritu; y glorificarle “a voces” para que todo el cielo y toda la tierra contesten con una resonancia que hace temblar las mismas cimientos del universo.

Y finalmente llega el momento cuando solamente me queda contemplarle en toda su inmensidad, su magnificencia y su capacidad de amar sin límites hasta el fin de la eternidad, mientras que yo, anonadado hasta la más mínima expresión, me toca entregarme -imperfecto como soy-, para que se pueda hacer su voluntad conmigo.

“Una sola cosa quiero, y eso pretendo: habitar en la casa del Señor, todas los días de mi vida” (Salmo 27, 4).

 

JFF 

22 mayo 2023