Acabado de despertar
como si fuese de un sueño.
Todo a mi alrededor estaba tranquilo
como la curva de un río en la puesta del sol,
excepto que era todavía la madrugada.
Me sentí tan inocente como un bebé,
sin embargo completado en sabiduría.
A mi alrededor el mundo estaba en paz.
Era la primera vez había venido aquí,
pero todo era familiar:
los olores, los sonidos, el silencio, la brisa.
La frescura de la aurora llevaba la promesa
de un día largo y pacífico.
Disfrutaba en la tranquilidad de una sombra.
Mi conciencia estaba tranquila,
no por falta de pecado,
sino por saber que había sido perdonado.
Mis ojos comieran al paisaje
y llenaron mi corazón con gozo.
Había llegado a la tierra prometida...
Estaba cargado
en los brazos de mi Padre.
miércoles, 16 de agosto de 2023
Mi llegada
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