martes, 4 de octubre de 2016

La película “Camino a Higüey”

La película “Camino a Higüey”

Unas reflexiones 

de un “Asesor espiritual”


Introducción
En septiembre del año 2016 se estrenó la película “Camino a Higüey”.  Es un documental bello y simpático sobre la “Caminata de los Toros”, una peregrinación anual de cinco días, que sale de Bayagüana, recogiendo ganado en el camino, para presentar a la Virgen de Altagracia en la Basílica de Higüey.
Hay dos aspectos de la película que llaman la atención fuertemente: los detalles de la vida campesina, y los testimonios de los peregrinos.

Una peregrinación anual de cinco días, que sale de Bayagüana,
para llegar a la Basílica de Higüey.
CSCV
Es la primera vez que un Siervo de Cristo Vivo se ha comprometido en la producción de una película comercial.  Quiera Dios que las notas siguientes sirvan para orientar a otros que piensen entrar en el mundo de la producción cinematográfica, donde los criterios están fuertemente dominados por las limitaciones del presupuesto y las consideraciones comerciales de la “box office”.


 La “Caminata de los Toros”, una peregrinación que recoge ganado
para presentar a la Virgen de Altagracia.
La Altagracia y la Evangelización
En la República Dominicana hay un enorme entusiasmo por la devoción a Nuestra Señora de Altagracia.  Casi 10% de la población visita la Basílica de Higüey cada año.  El predicador que no menciona a “Tatica” se limita a sí mismo en alcanzar el alma de los dominicanos.
Yo siempre he tomado la devoción a la Altagracia en serio.  Claramente es un instrumento importante en la evangelización.  No es meramente una “expresión de religión popular”.  Mas bien es una de las zapatas de la fe dominicana, aunque todavía falta una profunda investigación, definición, y comunicación. 
Efectivamente, he pasado unos años trabajando para rellenar este vacío en la historia de fe de la Iglesia dominicana.  He publicado libros y artículos, y dado muchas conferencias sobre la Virgencita de Higüey.  Pero nunca había entrado en el mundo de las películas.


El cuadro de Nuestra Señora de Altagracia
que se encuentra en la Basílica de Higüey.
Cómo empezó mi colaboración
Hace un par de años, un amigo me pidió explicar el cuadro de la Altagracia a su novia.  Con mucho gusto pasé un par de horas explicando cómo el cuadro de la Altagracia nos lleva a la contemplación y a la oración, contagiándola con mi entusiasmo por “Tatica”.
Cada persona divisa al mundo desde su propia perspectiva.  Resulta que Ana Judith Alma es la directora ejecutiva de “Larimar Films”, la casa de producción más prestigiosa del país.  Al día siguiente me llamó para decir que “debíamos hacer una película”.  Así empezó el proyecto.

“Asesor Espiritual”
Aunque Larimar Films me adoptó, y me nombró su “Asesor Espiritual”, sería más preciso llamarme su “catalizador”.  Un catalizador provoca una reacción química sin participar en ella.  Yo meramente pusé el fuego a la mecha.  No hice más que contagiar al “crew” con mi entusiasmo.
Efectivamente, estaba una coyuntura fortuita en Larimar Films de muchas personas con una fascinación común por la devoción a Nuestra Señora de Altagracia.  Cada uno tenía su responsabilidad: director, productor, guionista, camarógrafo, y las otras especialidades de un rodaje profesional.  A la vez, muchos también eran católicos practicantes con un nivel de compromiso igual o aún más decidido que el mío.  La gran mayoría del “crew” eran dominicanos.  Ellos supieron quién es Tatica, y estaban sumamente conscientes del reto de tratar con delicadeza a una devoción tan profunda y arraigada en el país.  
Sostuvimos varios encuentros con el “crew” -tanto en la Casa de la Anunciación como en Higüey-,  donde dialogamos, clarificamos, profundizamos… y nos contagiamos mutuamente con el proyecto que lentamente estaba definiéndose.

La Basilica de Nuestra Señora de Altagracia en la Ciudad de Higüey

Cómo hacer una película sobre la Altagracia
La cuestión de la Altagracia es tan ancha, larga y profunda que es difícil saber dónde empezar.  Hay unas posibles soluciones fáciles pero superficiales:
— Se puede hacer una historia de la devoción y del cuadro, desde su primer apariencia saliendo de las tinieblas de la historia en los tiempos de los Godos y Visigodos en el noreste de España en los siglos VI - VII …. ¡que aburrido!
— Se puede hacer una explicación de la simbología iconográfica del cuadro con sus 64 elementos que nos llevan a la contemplación… otra vez - ¡que aburrido!
— Se puede hacer un drama de la historia oral de “la Niña y el Naranjo”, e incorporar todo tipo de detalle folklórico y simpático … pero tiene poco que hacer con la devoción a la  Altagracia.

Para hacer una película sobre la devoción a la Altagracia, hace falta examinar la devoción misma, es decir la fe de los devotos.  Allí es donde encontraremos el corazón de la cuestión.   Después de un largo discernimiento, se decidió usar la “Caminata de los Toros”, una peregrinación anual de cinco días, como el vehículo para colocar los testimonios de los peregrinos.  Allí, en los testimonios se encontraría la devoción verdadera.
A mi me parece que era una decisión intuitiva por parte del director, “Abi” Abinadab Alberto Reyes.  A la vez, era un acto de fe por parte de la productora, Elsa Turull.  Sea lo que sea, la decisión de hacer un documental significa que el “crew” tenía que “estar” en todo momento, para filmar todo lo que pasara.  Efectivamente, cuatro “teams” cubrieron los cinco días y 124 kilómetros de la peregrinación.  Además, tuvieron que dedicar días enteros para filmar y completar las entrevistas. 
El trabajo de Rolando Díaz y Gina Guidicelli es una de las contribuciones creativas y más admirables de la película.  Ellos tuvieron que organizar y editar 84 horas de rodaje para presentarnos con un documental coherente y ameno de 70 minutos en la pantalla.


La Fe
Cuando hablamos de la “fe”, todo el mundo corre por la definición de San Pablo, en Hebreos 11, 1, “Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”.  Pero nadie nos habla de donde proviene.  A mi me parece que la fe viene de una de estas tres fuentes: 
1/. Un encuentro personal con Jesús. 
2/. Una herencia. 
3/. Un contagio del entorno.

Un encuentro Personal
Los de nosotros que hemos tenido el privilegio de haber tenido un encuentro personal con Jesús, sabemos que nada ni nadie jamás nos apartará del amor de Dios (Rm 8, 38-39), excepto nuestra propia pereza (Mt 11, 20-24).

Una Herencia
No se puede sobre-estimar la influencia de religión en el legajo que los abuelos y padres pasan a sus hijos y nietos.  Es un elemento intrínseco en la cultura de una familia.  En un mundo donde el cambio es la única constante, hay un solo momento estable: la misa, seguida por la comida de cada domingo.
¿Quién no añora esta memoria de sus propios años mozos?  ¿Y quien no se identifica con los valores de antaño de los “Leo”?  Una historia de amor -envuelta en el amor a la Altagracia-, de una pareja eternamente joven.


Leónidas y Leonor

Un contagio
No se puede sobre-estimar la influencia del entorno de cada uno de nosotros.  La presencia de expresiones de fe a nuestro alrededor son una llamada constante a investigar y asimilar las creencias de nuestros prójimos.

El Cuadro y la película
Hay un paralelismo entre las reacciones de los que van a ver el cuadro en la Basílica de Higüey y los que fueron a ver la película en el cine:
Al ver el cuadro, la gente con preparación trata de entenderlo, al profundizar en su proveniencia, y el significado de la simbología iconográfica… y no entiende nada.  Mientras tanto, las personas sencillas miran, admiran, y se identifican con María, e intuitivamente aceptan su invitación de hincarse y acompañarla en la contemplación.  Entienden el mensaje, y acuden a la intercesión de Nuestra Señora de Altagracia.
Igual, al ver la película, la gente con preparación comenta sobre una tradición centenaria desconocida, y los detalles folklóricos de los campesinos… y no entienden nada.  Mientras tanto, las personas sencillas disfrutan de los recuerdos de su infancia, y se identifican con los peregrinos cada vez que cantaban “ven con nosotros a caminar”.  El mensaje se entiende intuitivamente.
«Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. » (Mateo 11, 25)

¿Qué es el mensaje de “Camino a Higüey”?
A lo largo de la película, encontramos muchas distintas expresiones de fe:
— Algunas veces tajantes, como Pedro Peña con su acento de puro Cibaeño: “no hay nada en mi vida que existe como ese amor a María Santísima y a ese Cristo de los Milagros.  Eso me lleva a yo estar en esto mientras esté vivo”.
— Otras determinadas, como Margarita (la señora que se cae en el camino) que se levantó y dijo: “Mi misión es llegar a Higüey a pie desde aquí.” 

—O, como Remedios (la española) 
que dijo: “Pareciera una tontería 
pero para mí es importante”.

—Unos contradictorios, 
como Carlos Cordero que dice que es “ateo”, 
pero complace a su novia, al casarse por la Iglesia.







—  Algunos inocentes, 
como Yuan Fuei Liao, 
“En mi mentalidad de adolescente 
de 15 años pensé: yo no quiero 
ser huérfano de mamá y por eso 
escogí a María como mi madre 
espiritual”










—  Otros complicados pero decididos 
por toda la familia, 
como Milo, con sus hijos Elena y Jesús; 















— como Yajaira con su hija Yahaira y su madre Aurora.
Pero todos expresaron una fe resuelta que tiene tanta importancia en sus vidas 
que les motiva a andar cinco días con sus noches por los caminos vecinales 
que los llevaban hacía Higüey.





Al terminar la película, los “créditos” suben en la pantalla.  

Mientras tanto, en nuestra mente aparece 
una pregunta silenciosa e invisible, pero insistente: 

¿Y mi fe, qué?




“Camino a Higüey” 
es una película